28Dic,16

1 poema de Virginia Benavides

virginia benavides

Virginia Beatrhice Benavides Avendaño nació en Lima en el año 1976. Bachiller en Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ha publicado dos libros Extrabismo (2003) y Sueños de un bonzo (2013). Es una de las voces más destacadas en la escena poética de Lima.

Este es un poema de su última producción inspirado en motel Bates de Psicosis:

Hotel tres estrellas

*

Una canción para coger rumbo de níspero podrido en los jardines velándose desde tu
mirada. Imagina un coro de espectros bajo la cama cantando en tu suburbio corazón. Estás
solo. Nadie en el camino a quien pedirle de beber…el vacío es un hueco luminoso. Solo
como la corrosión en los barcos anclados, como el camino a casa en la madrugada. Retienes
el fuego interior para amarte. Los muchachos del verano aspiran el sol y tú en tu cuarto
escribes consolándote.

*
Hubiera deseado una casa frente al mar, una isla o un barquito. Alma de navegante, entre el
bullicio me hubiera adiestrado en el silencio trazando mapas como poemas visuales y viajar
en coordenadas de luz. La casa frente al mar hubiera sido para mi reconciliación con el
mundo. Mis amigos vendrían a verme, pasaríamos veladas en éxtasis místico o bebiendo,
hablando de nada y siendo muy cuerdos, hasta que no lo aguantaría y los echaría a patadas
o los abandonaría como una casa tomada por fantasmas. La isla me cobijaría entonces y yo
sentiría el viento acariciarme la mejilla y decirme “¡ah perdido eso es lo que quería, tenerte
para mí”. Y el ruido del mar y el viento y la soledad y la isla abandonada sin nadie a quien
pedirle agua ni hoguera qué prender me atraparía y yo tendría que aceptar los cambios de
humor del viento, soportarlo todo por orgullo de no querer regresar a casa y me adiestraría
en el arte de no necesitar. Hasta que un día al viento le hartaría mi quietud y la isla se iría
convirtiendo en habitación de espectros, recuerdos de naufragios y silbidos asesinos en
manifestación de todas mis culpas y yo empezaría a correr como un poseído. Y no me
quedaría más qué coger el barco encallado y… partir ¡ohh partir para siempre hacia el mar!
¡el mar.. el mar!.. Pero lo sé, no hubo barco, ni isla ni casa frente al mar. Solo este sueño
borroneado que se ahoga. Estoy a oscuras.

*
Las horas como una espera letal en la cornisa
Salto en llamas para reaparecer enceguecido
Velo de sol, una mirada que detiene tu prisa
derritiendo agujas en el pinchazo
de una eternidad de helecho

Ajeno a todo el esperma citadino
lateando transparencias, vacíos de ton sin son
y ahí permaneciendo

Como un amanecer de boleto al abismo
que palpas en el ensimismar del licor
macerándote el vuelo.

Las horas que nunca avanzan para el que espera
catatonía de un tiempo ido…

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