10Feb,17

3 poemas de María Belén Milla

María Belén Milla es una de las voces más sobresalientes en la escena poética peruana. En esta ocasión presentamos 3 de sus poemas.

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Una de las poetas que se ha consolidado en éste y el año pasado ha sido María Belén Milla que, luego de la publicación de su ópera prima de 51 páginas, ‘Archipiélago’ (Celacanto, 2016) solo ha recibido buenas críticas por diversos especialistas en literatura.

Decía el periodista Julio Isla Jiménez en una nota para la revista Lucerna:

“Considerar a Archipiélago (Celacanto, 2016), debut poético de María Belén Milla, únicamente como un buen primer libro de una joven poeta, es emplear con él una condescendencia que, a la vista de los resultados obtenidos, se encuentra fuera de lugar. Porque de un libro como este, que no exhibe las costuras de una hechura primeriza ni la ansiedad por impresionar al lector con la poca o mucha originalidad de su autor(a) –algo que lastra muchas veces las primeras publicaciones de algunos poetas–, debe decirse que es un buen libro a secas, cuyos logros nos hacen olvidar por completo que estamos ante el primero de su autora”

Archipielago - Portada

Para nosotros es un gusto tener su poesía en Dosis.

II

Hombre de sol y leche,
he recostado en las cavidades
de mis orejas
el ruido de todas tus puertas.

Sigo cargando una semilla
incrustada entre los dientes
que me crece
desde diciembre.

Hombre de pan y miel,
¿los ves?
De tu costado manan
los pájaros dormidos
que caen del cielo.

A veces
creo ver a las abejas
proteger tu casa
bajo ese árbol enflaquecido.

Solo pido
el pequeñísimo pozo
de tus manos,
solo eso,
para guardarlo
como una gruta
frágil
en mi esquina,
para posarme
en tu piedra
y en tu musgo.

La ofrenda

Recuerdo a mi madre
casi en enero
conteniendo en sus manos radiantes
la fresca madurez de una papaya
recogida de su propia cosecha.

Fue ese el día cuando el árbol,
comprendiendo que era como ella,
deslizó por sus ramas serviciales
a su hijo adulto
como ofrenda.

Los rituales de la savia
rebasan al lenguaje.

Ahora
mis hermanos la sostienen
como a un recién nacido
que se acostumbra
a la vida
en sosegado silencio.

El mito

En la montaña más alta
de la cordillera de Huánuco
se arrulla a los niños con mitos
sobre amantes convertidos en rocas.

Veo a dos vizcachas friolentas
dormitar casi ocultas
en un agujero vecino.

Mientras tanto los niños
oyen tendidos en la falda dolorosa
de la tierra
que la princesa Nunash
dejó de ser mariposa
y recostó su cabeza cansada
sin saber que era el regazo petrificado
de Cuynac.

Inútil es ahora
dejar una metáfora tendida como una velita
en el polvo de este sepulcro arcaico
que pueda competir con la eternidad
de un amor sufriente.

Recojo mis pies hacia el regreso,
vigilada por las aves guardianas
de la montaña.

Algunos llegaron a pensar
que Nunash había querido siempre
ser de piedra
y pertenecerle a todo esto.

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